Acción directa contra la obesidad infantil (II)

 

En los últimos años la obesidad infantil ha adquirido dimensiones de epidemia en las sociedades “modernas”. De cada 10 niñ@s dos padecen sobrepeso y uno más obesidad. Para ellos este problema no se reduce al campo estético o sicológico. Las enfermedades asociadas a la obesidad (diabetes, riesgos cardiovasculares, etc.) se presentan cada vez con más frecuencia y a edades más tempranas.

 

Esta catástrofe sanitaria, sobre la que nadie puede alegar ignorancia, aparece como algo imposible de evitar. Campañas, denuncias, leyes y convenios de la administración con las multinacionales son incapaces de erradicar el problema.

 

La emergencia de la obesidad se debe a los cambios en el modelo alimentario. Dichos cambios son el resultado de agresivas campañas de las multinacionales para vendernos comida y refrescos cargados de grasas animales, azúcar refinado y productos tóxicos.

 

La permisividad de los gobiernos frente a estos excesos es la segunda culpable. Los políticos protegen más “el libre mercado” que la salud de la población. Pero las multinacionales no podrían llegar tan lejos sin la pasividad de la población.

 

Si los poderes públicos no son capaces de impedir la manipulación publicitaria que nos hace desear alimentos enfermantes, es necesaria la acción de los propios perjudicados. Pero esto no es tan fácil. El descompromiso social y el individualismo nos convierten en víctimas “dóciles” y “felices”. El fundamentalismo de mercado produce a un ser humano cuya única finalidad es satisfacer sus deseos por muy irracionales que sean. La apariencia democrática de este hecho, contribuye a nuestra impotencia.

 

Para sobreponernos hay que empezar por lo más cercano: nosotr@s mism@s y nuestros propios deseos de consumir los alimentos que nos perjudican. Podemos seguir con hábitos de consumo injertados por la publicidad y formar parte del problema. Pero también podemos cambiarlos, aumentando nuestra cultura alimentaria para formar parte de la solución. Nuestro cuerpo y nuestro bolsillo nos lo agradecerán enseguida. Y nuestr@s hij@s tendrán un modelo distinto al que les impone la televisión.

 

Algunas propuestas

 

Acción directa contra la obesidad infantil. Prevención de enfermedades (diabetes, obesidad, caries, osteoporosis) desde la infancia. Investigación en el medio educativo. Cultura alimentaria para fomentar hábitos saludables en padres, educadores, niños y niñas.

 

  • Elaboración de indicadores.
  • Puesta en funcionamiento de los mismos mediante “escenas” y representaciones. El efecto “distancia”.
  • Elaboración de información alimentaria a partir de los indicadores.
  • Educación nutricional en la etapa escolar. Informaciones básicas y recursos didácticos para educadores y personal no docente.
  • Cooperación entre la escuela y la familia para los buenos hábitos alimentarios desde la infancia.
  • Evaluación. Propuesta. Continuidad. Investigación familiar No comas nada que tu abuela no considere comida. ¿Qué comían nuestr@s abuel@s? ¿Qué comemos nosotr@s?

 

Fuente:

Taller de buenos hábitos alimenticios para niños y niñas. “Más bueno que el pan. Con las manos en la masa”. “Arcoiris de frutas y verduras”.