Hambre y comida basura. Las dos caras de la inseguridad alimentaria.

 

Hambre y comida basura. Las dos caras de la inseguridad alimentaria.

 

 

En su dimensión cuantitativa, la inseguridad alimentaria es un déficit en el acceso a la cantidad de recursos alimentarios imprescindibles. Este déficit supone hambre, desnutrición, enfermedades carenciales y muerte en los países empobrecidos. Según la FAO hay casi 1000 millones de personas hambrientas, el 20 % de la población mundial padece subnutrición crónica (no recibe diariamente o durante periodos prolongados o críticos de su desarrollo, alimentación suficiente y nutritiva peligrando su vida, su salud y su desarrollo físico e intelectual). En el verano de 2012, la especulación del libre comercio sobre los alimentos está incrementando los precios de los alimentos básicos anunciando, tras los de 2008, una nueva crisis alimentaria global.

En su dimensión cualitativa, la inseguridad alimentaria es el déficit de calidad y seguridad de los alimentos. Su manifestación principal es obesidad, malnutrición y enfermedades derivadas de hábitos de alimentación inadecuados, tanto por exceso de grasas, sal y azúcar refinada, como por déficit de frutas, verduras y cereales integrales. Es la segunda causa de muerte en los países ricos. Este tipo de inseguridad alimentaria se extiende como una epidemia. Hoy en día existen mil millones de personas con sobrepeso y en la última década se ha duplicado el número de personas obesas.

 

La inseguridad alimentaria cualitativa se debe principalmente a un exceso de alimentación y al desequilibrio (exceso o defecto) de los nutrientes. Pero también procede de la contaminación de los alimentos por salmonelas, plaguicidas, productos tóxicos o mala conservación, inherentes a la industrialización de la agricultura, a las industrias de transformación de los alimentos y a la distribución a gran escala. Para conocer las causas de la inseguridad alimentaria es preciso evaluar el modelo de producción, distribución y consumo a escala planetaria.

 

La inseguridad alimentaria, producto de la globalización económica, presenta diversas dimensiones: a) desnutrición, obesidad y enfermedades achacables a la alimentación; b) medicalización por falta de alimentos o por exceso; c) despoblamiento en el campo y hacinamiento en las ciudades; d) desarraigo, emigración, exclusión y nueva esclavitud laboral; e) destrucción ecológica, pérdida de suelo fértil y de biodiversidad, catástrofes “naturales” recurrentes, contaminación de aguas, suelos y atmósfera; f) intoxicación y desaparición de especies, enfermedades y trastornos hormonales derivados del uso de pesticidas; g) riesgo de epidemias humanas activadas por la transferencia genética de enfermedades animales (gripe del pollo); h) riesgos de difícil evaluación futura por el uso imparable de transgénicos (ver “Qué son los transgénicos”).

 

En el contexto de la producción industrial para el mercado global, son factores relevantes de la inseguridad alimentaria: 1) Los nuevos “ingredientes”: dioxinas en los pollos, virus de la gripe en las aves, priones locos en las vacas, antibióticos para el engorde, transgénicos. 2) Las condiciones de producción en el campo y en las industrias de transformación: se fuerza a la naturaleza, mediante la intensificación de los cultivos y la ganadería, y se fuerza a las personas, mediante condiciones laborables inaceptables en las explotaciones agropecuarias y las industrias de transformación. 3) Las formas de distribución y consumo: concentración de empresas transnacionales que controlan la totalidad del ciclo producción-distribución-consumo; competitividad entre agricultor@s y rebaja constante de los costes de producción; predominio de grandes superficies que ofertan alimentos importados a bajo coste, extorsionan a las empresas proveedoras y emplean a jóvenes mediante contratos basura; proliferación de restaurantes de comida rápida, tiendas de todo a 100; generalización de hábitos alimentarios basados en el exceso de carnes, sal y azúcar y el déficit de frutas, verduras y cereales integrales.

 

Esta forma de producción-distribución-consumo de alimentos, organizada sobre la base de la competitividad y la obtención de beneficios y su extensión mediante el comercio global, es la causa de la inseguridad alimentaria.

 

Aunque se producen más alimentos que en ninguna otra época, tanto en términos absolutos, como en proporción a la población actual, jamás ha habido tanta inseguridad alimentaria. A pesar de sus consecuencias catastróficas, no se pone fin a este modelo alimentario que genera hambre en los países empobrecidos y obesidad en los países ricos, porque es el más eficiente en términos económicos, precisamente por subordinar al lucro todas las dimensiones sociales, humanas y ecológicas. Las necesidades humanas que no se expresan mediante las reglas y los precios del mercado global, desaparecen. Las personas que no tienen medios o solvencia económica para satisfacer sus necesidades más básicas, entre ellas la alimentación y el cuidado de la salud, quedan abandonadas en medio de una inmensa riqueza.

 

VVAA Agroecología y consumo responsable: teoría y práctica. Ed. Kehaceres. Madrid 2006